Elevate the power of your work
Solicitar una consulta gratuita!
La sostenibilidad no es sólo una tendencia, sino un imperativo empresarial en un mundo en el que la digitalización debe convertirse en una fuerza para el bien.
La sostenibilidad no es sólo una tendencia, sino un imperativo empresarial en un mundo en el que la digitalización debe convertirse en una fuerza para el bien.
La revolución digital, a pesar de aportar numerosos beneficios al mundo empresarial, también ha provocado importantes retos medioambientales. El aumento de los residuos electrónicos, alimentado por la frecuente eliminación de activos informáticos obsoletos o de bajo rendimiento, es uno de ellos, a pesar de normativas como la Directiva sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), promulgada para fomentar la recuperación, la reutilización, el reciclaje y el tratamiento de los aparatos electrónicos.
Además, las empresas no pueden pasar por alto el impacto del uso de los centros de datos, que sigue creciendo a medida que las organizaciones dependen más de la computación en la nube y el Big Data. Los centros de datos y las redes de transmisión representan ya hasta el 3 % del consumo mundial de energía y son responsables de casi el 1 % de las emisiones de CO2. Dado que cada día se generan 2,5 millones de terabytes de datos, las empresas tienen la gran oportunidad de tomar la iniciativa dando prioridad a soluciones que reduzcan las emisiones.
Mientras navegamos por un panorama digital en evolución, ha llegado el momento de comprender cómo podemos incorporar la sostenibilidad al crecimiento en el mundo empresarial. Con la obligatoriedad de los informes de responsabilidad social y sostenibilidad corporativa para un gran número de organizaciones, los informes de sostenibilidad son ahora una herramienta necesaria para evaluar nuestro impacto en el medio ambiente y orientar la toma de decisiones responsable. Está más claro que nunca que el futuro de las empresas pasa por salvar con éxito la brecha entre la transformación digital y las prácticas sostenibles.
La gestión del ciclo de vida de los activos es un enfoque integral para gestionar los activos informáticos desde el principio hasta el final de su función en una organización. Cada etapa del ciclo de vida ofrece a las empresas la oportunidad de tomar decisiones que pueden mejorar la sostenibilidad.
Una gestión correcta del ciclo de vida de los activos tiene en cuenta la circularidad incluso antes de adquirir nuevos dispositivos informáticos. La primera fase consiste en planificar y determinar el momento adecuado para adquirir nuevos activos o sustituir los existentes. Esto depende de factores tales como el historial de servicio de los activos, el cual se puede seguir a escala utilizando un software de gestión de activos. Los equipos de compras también deben tener en cuenta factores como la eficiencia energética y el compromiso de los fabricantes con la sostenibilidad a la hora de adquirir activos.
Durante la fase de despliegue, las empresas deben tomar medidas para garantizar que los dispositivos se configuran de forma que se minimice el consumo de energía. Después, el mantenimiento regular y la gestión eficaz deben centrarse en maximizar la vida útil de los activos, reduciendo así la frecuencia de las sustituciones. Lo ideal sería que cada dispositivo se utilizara en todo su potencial antes de ser retirado.
La disposición segura de activos informáticos (RAEE) es la última etapa del ciclo de vida. No hay que confundirla con la eliminación. En una economía circular, la prioridad es encontrar una forma de reutilizar el activo. Si el activo ha llegado al final de su vida útil, sus componentes pueden extraerse y utilizarse en un mercado secundario. Esto también proporciona posibles flujos de ingresos y ventajas en el coste total de propiedad (CTP) para el propietario.
En cualquier caso, es crucial tener en cuenta las prioridades conjuntas de sostenibilidad y seguridad. Por eso, una gestión de RAEE segura debe seguir siempre un protocolo claramente definido que incluya una cadena de custodia de confianza, el borrado completo de los datos y, cuando sea necesario, el desmantelamiento responsable de los componentes para su reutilización o reciclaje.
A medida que seguimos generando grandes cantidades de datos, la forma en que los almacenamos y gestionamos adquiere cada vez más importancia desde el punto de vista de la sostenibilidad. Las cargas de trabajo informáticas, como el almacenamiento, el procesamiento y la transmisión de datos, son grandes consumidores de energía. Por ejemplo, sólo guardar un terabyte de información en la nube durante un año puede generar una huella de carbono de 2 toneladas. Dicho esto, no sólo tenemos que preocuparnos de los centros de datos, sino también de los miles de millones de dispositivos conectados a Internet.
Afortunadamente, las empresas pueden tomar decisiones estratégicas para mitigar este impacto. En la era de la computación en la nube, una de las decisiones que más impacto tiene es elegir roveedores de centros de datos que den prioridad a la eficiencia energética y la sostenibilidad. Las soluciones incluyen sistemas de refrigeración energéticamente eficientes, un mejor equilibrio de la carga e incluso la devolución del exceso de calor a las comunidades locales. En Iron Mountain estamos comprometidos con la sostenibilidad y con lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero mediante la construcción de centros de datos alimentados al 100% por fuentes de energía renovables.
Además del almacenamiento físico de datos, la forma en que los gestionamos también contribuye a la sostenibilidad. Una gestión eficaz de la información implica saber qué documentos y otros activos se tienen, qué hay que digitalizar y qué procesos de trabajo pueden automatizarse para hacerlos más eficientes. Por ejemplo, al digitalizar los documentos, las empresas pueden reducir su dependencia del almacenamiento físico, con lo que ahorran espacio y reducen el impacto ambiental asociado. Al gestionar eficazmente los datos desde el momento en que se generan hasta que se eliminan de forma segura, las empresas también pueden reducir su huella de datos y, por tanto, sus necesidades de almacenamiento y hardware.
La automatización y la inteligencia artificial (IA) también desempeñan papeles cada vez más importantes en la gestión eficiente de la información. Al reducir la necesidad de intervención manual y agilizar las cargas de trabajo rutinarias, estas tecnologías pueden resolver los problemas de datos obsoletos y duplicados y ayudar a las empresas a tomar decisiones informadas sobre el uso que hacen de los datos.
A medida que trazamos el camino hacia un futuro sostenible, cada vez está más claro que las prácticas medioambientales, sociales y de gobierno (ESG) son imperativos empresariales, especialmente a medida que se hace obligatoria la presentación de informes como el de responsabilidad social y sostenibilidad corporativa. Al integrar la sostenibilidad en las operaciones rutinarias, así como en la propia transformación digital, las organizaciones pueden tener un impacto real y duradero, al tiempo que atraen a una generación de clientes más conscientes de la sostenibilidad.
Para obtener más información sobre el compromiso de Iron Mountain con una gestión de la información respetuosa con el medio ambiente, visita nuestro sitio Web.
Solicitar una consulta gratuita!