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Cuando llega el momento de que las organizaciones reemplacen los activos de TI, ¿qué les sucede? ¿A dónde van los activos retirados? La respuesta corta es que la mayoría de ellos terminan como desechos electrónicos (e-waste), un término para describir los productos electrónicos usados que se retiraron y se descartaron, donaron o entregaron a un reciclador.

En un sector tradicional y con un uso intensivo del papel como la banca, pensar en prescindir del papel puede resultar agobiante. ¿Por dónde empezar? ¿A qué ritmo? ¿Y qué pasa con todos esos millones de documentos que ya existen en papel?